TESTIMONIOS

 

hector test 2

El Aikido en mi vida.

Por Hector Benitez

Desde niño siempre me han atraído las artes marciales por su increíble desarrollo de
las habilidades físicas, y digo a quien no le gustan esos rápidos e impresionantes
movimientos, patadas y golpes. Pero, afortunadamente, en mi entrenamiento durante la
adolescencia en el arte del Kung Fu, comprendí que había mucho mas que solo eso en las
ancestrales enseñanzas de las artes marciales. Comprendí que la violencia no era la solución a ningún problema y que si uno entrenaba era para un fin mas alto el cual, por mi corta edad, solo sospechaba que existía pero no lo conocía y mucho menos lo podía comprender.

Con esa idea en mente me quedé durante muchos años, hasta que llegó «por casualidad» el Aikido a mi vida.

Recuerdo que una vez buscando retomar mis enseñanzas previas en artes marciales me encontré con este hermoso arte y me enamoré «a primera vista» se podría decir.

De entrada una de las cosa que mas llamó mi atención fue la cara de los practicantes, era serena, pacifica, compasiva e inclusive de alegría.
Otra de las cosas que me atrajo mucho es la elegancia y la fluidez de los movimientos, los cuales parecía que lograban sin el menor esfuerzo.

Esto y otras cosas más estaban muy lejos de lo que yo conocía como artes marciales donde la fuerza y la agresividad eran el centro, y en algunos casos, el fin a alcanzar. Entonces comencé a indagar más para entender como ésta paradoja era posible y fue cuando leí acerca del fundador de este arte, su filosofía, su significado y todo comenzó a caer en su lugar de manera natural y me di cuenta que había encontrado el camino que tanto había buscado todos estos años y desde ese entonces he estado entrenando.

El Aikido me ha enseñado a conocerme a mi mismo, a sentir mi cuerpo, mente y alma como uno mismo y a la vez me ha enseñado a reconocer cada uno de ellos dentro de mi ser, también me ha enseñado que para armonizar (Ai) cualquier energía «externa», primero tengo que armonizar mi propia energía interna (Ki) y solo de esta manera se puede armonizar con cualquier energía, incluyendo la del universo.

Me ha enseñado a aplicar esa armonía interna para solucionar cualquier tipo de conflicto en mi vida, en la calle, en relaciones familiares, personales, e inclusive de trabajo o negocios ya que, algo que es muy importante comprender acerca de todo esto es que: el Aikido NO es un sistema de técnicas para lastimar o hacer daño sino una filosofía, un aprendizaje que eleva el espíritu a un nivel donde la paz es la única solución a todos los
problemas, inclusive cuando nos veamos en la necesidad de utilizar las tan efectivas técnicas de defensa personal que aprendemos en este hermoso camino de la armonía.

Para mí el Aikido es un camino (Do) y no una meta que, paradójicamente, lleva al practicante a la realización
plena de su Ser, el fin más alto, unificarse con el todo, con la Fuente como lo llamaba O’Sensei, fundador del Aikido.

 

 

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